martes, 13 de agosto de 2013

Caer, literalmente, muertos.

Aquí sobran las palabras. Y la ropa.

Pero aún así.

[…]


En la cúspide del orgasmo te diré que te odio, que follas fatal, que para mí, tu vida es insignificante. Tú me mirarás con esos ojos tan grandes y arrogantes, desconcertado, y yo me reiré como una niña pequeña, divertida y pícara, para por fin, decirte que era una broma, que era mentira, que había sido el mejor polvo de mi vida y que lo repitiéramos hasta caer, literalmente, muertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario